Nación Andaluza ante los 50 años del Estado neofranquista español ¡Frente al auge del fascismo y la ultraderecha, organizar un Bloque Popular Andaluz Antifascista!

Este 20 de noviembre se cumple medio siglo de la muerte, en su cama, del criminal general Francisco Franco. Dos días después, el día 22 de Noviembre de 1975, era nombrado en las Cortes franquistas Juan Carlos de Borbón como rey y jefe de Estado, jurando lealtad a “los principios del Movimiento Nacional”. 

Se iba a producir la “Transición” de la dictadura franquista a la monarquía borbónica, configurada en el acuerdo entre el franquismo y la socialdemocracia para que el cambio político se produjera preservando el dominio de clase burgués a cambio de un reparto de espacios institucionales entre las distintas fuerzas del nuevo Régimen. Se iba a instituir así el Régimen neofranquista actual legitimado por haber facilitado lo que ellos llaman democracia, que no ha sido otra cosa sino una nueva dictadura burguesa española. Es estos términos en los que se redacta la Constitución de 1978: para que nada cambie y para impedir el juicio a todos los criminales que cometieron delitos de lesa humanidad, contra los pueblos sometidos al Estado español y contra la clase trabajadora. A ellos se añaden la Audiencia Nacional, las reformas laborales sucesivas, las  leyes “antiterroristas”, la Ley Mordaza, la Ley Orgánica de Partidos políticos… Que han sido el trampolín necesario para el evidente crecimiento del fascismo y la extrema derecha.  

Este 50º aniversario viene marcado por un intento de revitalizar las tesis que califican a la monarquía borbónica de “democracia” bajo el chantaje de compararla con el Estado franquista que durante la guerra de clases del 36/39 aplicó sobre Andalucía métodos propios “una operación de exterminio químico” en palabras del historiador G. Jackson. Intentan esconder así el engaño al que fue sometido el movimiento obrero y popular por parte de la socialdemocracia, representado en la Ley de Reforma Política de 1976 en la que se introdujo a la monarquía borbónica para que fuera refrendada, en un trágala a los pueblos. 

A 50 años de la Transición solo podemos afirmar que, de aquellos barros, estos lodos. Durante décadas a reinado un cleptómano que ha dicho a propósito de Franco que nunca dejó “que nadie lo criticara delante de mí”. ¿Cómo sorprendernos ahora del crecimiento del fascismo? 

Es este, además, un fenómeno que no es exclusivamente andaluz ni estatal sino que se está produciendo a nivel global fruto del momento actual que sufre el capitalismo en su etapa imperialista: una sucesión de crisis económicas entre etapas de leve o inexistente crecimiento económico, asociado a la caída estructural de la productividad. La progresiva “fascistización” del Estado español se explica también por tres elementos que sembraron de desconcierto y miedo las clases populares: la crisis capitalista de 2008 que provocó un shock y profundos dramas en una clase obrera sometida a décadas de alienación y explotación salvaje, unos altos niveles de endeudamiento a beneficio de la banca, y el fraude de una nueva socialdemocracia que prometió soluciones a través de las instituciones y que defraudó rápidamente todas las esperanzas. Y la irracionalidad y el miedo son caldo de cultivo propicio para el fascismo y la ultraderecha. La promoción de marcadores ideológicos de extrema derecha franquista como son la tortura de toros en espectáculos públicos, la caza de animales para disfrute de mentes sanguinarias, las procesiones y exhibiciones católicas, las fiestas de las conquistas de las ciudades andaluzas por Castilla, el fútbol como espacio de impunidad para el fascismo son otras formas en las que los distintos gobiernos del PP y del PSOE (con sus muletas políticas) han favorecido su crecimiento sin pudor. 

Este ascenso de la ultraderecha busca un mayor control social para aumentar la eficiencia del capitalismo y mantener el crecimiento de la tasa de ganancia de la burguesía. Por eso la especialización de Andalucía en la división internacional del trabajo ha facilitado este proceso. Como productora de tomates, pepinos o pimientos a bajo coste y la constante pérdida de rentabilidad de estas producciones la burguesía agraria necesita justificar la sobreexplotación de los sectores más débiles de la clase trabajadora andaluza (migrantes y mujeres) socializando altas dosis de racismo, españolismo y autoritarismo para sostener sus tasas de ganancia. 

Ante esta situación, las facciones progresistas del capitalismo y el imperialismo promueven un antifascismo “para todos”, donde aspiran validar las facciones capitalistas más amables pero igualmente dañinas, como los sectores izquierdistas del Partido Demócrata estadounidense o el laborismo inglés, el social-liberalismo españolista o el regionalismo andaluz disfrazado de “soberanismo”. 

Desde Nación Andaluza reivindicamos con urgencia la organización de la clase trabajadora para hacer frente a esta deriva autoritaria, teniendo en cuenta que su origen está en el capitalismo. La lucha contra el fascismo, tiene que ser la lucha contra el Capital y todos sus peones incluidos aquellos partidos que autodenominándose “de izquierdas” facilitan el sostenimiento del Régimen del 78 y los privilegios de su oligarquía. Tiene que ser la lucha contra el chovinismo español, el patriarcado, el imperialismo y el sionismo. 

Si la ultraderecha, el españolismo y  autoritarismo avanzan el Pueblo Trabajador Andaluz no puede retroceder ni conformarse con opciones políticas reformistas que representen una “falsa tregua” ante la explotación capitalista. La deriva autoritaria del Estado español hay que frenarla con un Bloque Popular Andaluz Antifascista y en esta lucha hay que integrar los rechazos a la opresión nacional/colonial, social y patriarcal en una lucha común por una República Andaluza de Trabajadoras. 

¡Frente al auge del fascismo y la ultraderecha, Bloque Popular Andaluz Antifascista!

Secretariado Permanente de la C.N. de Nación Andaluza.

Andalucía, 19 de noviembre de 2025

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